domingo, 18 de noviembre de 2018

Isbeth Henriquez y Freddy Planchez


República  bolivariana de Venezuela
Ministerio del poder popular para la defensa
Aviación militar bolivariana
U.E.A.M. “Libertador”
                                                                                                      






Factores que  Afectan la  Germinación




Profesora:                                                                      Integrantes: 3C
María José Pacheco                                                   Isbeth Henriquez
                                                                                 Freddy Planchez

 Tierra: los mejores suelos son los arcillosos, pero también se da bien en suelos arenosos, y en general en cualquiera en que salgan malas hierbas, y en particular las ortigas. En maceta la una mezcla ideal es la compuesta por una parte de tierra (sustrato, turba), otra parte de aireadores (sustrato de coco, perlita) y una tercera de abonos (humus, guano). Hoy en día no merece la pena complicarse la vida preparando una buena tierra, marcas como Plagron, Biobizz o Canna ya lo hacen por nosotros y a muy buen precio desde 10 euros los 50 litros. Hay otros tipos de cultivo, que se dan sobre todo en interior, y que son coco, hidroponia, aeroponia o el NFT (Técnica de Película Nutriente), en ninguno de ellos se cultiva con tierra y los veremos más detenidamente en los tutoriales de interior. Que no os haga perder el sueño el PH de la tierra porque el importante es el que lleva el agua de riego, ya que será este, con los continuos riegos, el que determine cuál será el valor final de la tierra.

Agua: es vital, sin ella ningún ser vivo podría sobrevivir. La toma a través de las raíces y debe ser administrada con regularidad y dejando espacios entre los riegos para que las raíces se oxigenen, un riego continuado sin dejar que la tierra se seque puede causar podredumbre radicular, sobre todo en las épocas de más calor. La mejor forma de saber cuándo regar, si tenemos las plantas en macetas, es por el peso, ya que una tierra recién regada pesa mucho al estar empapada de agua, pero conforme van pasando los días la tierra va perdiendo peso, una parte del agua está siendo absorbida por las raíces y otra parte se está secando, cuando el peso se reduce a poco más de la mitad, de lo que pesaba recién regada, es hora de volver a echarle agua. La tierra se va secando de arriba hacia abajo, es por esto que la técnica que algunos cultivadores emplean de regar cuando hunden un poco el dedo en la tierra y lo notan seco no es buena, ya que esto no asegura que no siga habiendo agua a partir de los 10cm de profundidad. Cuando la planta está en tierra madre en lugar de maceta, el riego es mucho más espaciado, al principio cuando la planta aun es pequeña los riegos son cada 3-5 días, pero conforme va creciendo y estirando sus raíces, la cadencia de riego puede ser de 1 vez a la semana, incluso habrá muchos que reguéis menos, 1 vez cada 15 días, pero lo mejor es observar a la planta y esperar a que nos lo pida, las hojas se ponen un poco flácidas en las zonas altas cuando el agua comienza a escasear. El PH del agua debe ser de 6'0 - 6'5 para una buena absorción de los nutrientes por parte de la planta. En cuanto a la EC, aunque es algo a no tener muy en cuenta en los cultivos de tierra, seria interesante que no pasara de 0'5, lo que, de hacerlo, lo convertiría en agua dura, con lo que se aconseja en tal caso utilizar fertilizantes especiales para aguas duras.


                   
 Aire : en el cultivo exterior no debemos tener ningún cuidado especial con él, pero es bueno saber cómo lo utiliza la planta, para comprender mejor su cultivo. La segunda parte de la fotosíntesis tiene lugar en los estomas, diminutos agujeritos en las hojas, que reciben el CO2 atmosférico para producir hidratos de carbono y oxigeno e indirectamente el resto de las moléculas orgánicas que componen los seres vivos (aminoácidos). Debido a esto, los vegetales superiores son, junto a los otros organismos fotosintéticos, los productores primarios en la biosfera. Las hojas realizan el intercambio de gases (fotosíntesis y respiración) a través de sus estomas aeríferas, por los que además transpiran el vapor de agua (evapotranspiración). A través de los estomas de las hojas, la planta toma el dióxido de carbono, (CO2), de la atmósfera, y expulsa el Oxigeno (O2) procedente de la fotólisis del H2O, proceso incluido en la fotosíntesis. Este oxígeno es fundamental para la vida en nuestro planeta.



Luz Solar :  el cannabis es una planta que necesita mucha luz y de gran intensidad, es decir, sol directo, indispensable para realizar correctamente la fotosíntesis, proceso mediante el cual las plantas captan y utilizan la energía de la luz para transformar la materia inorgánica de su medio externo en materia orgánica que utilizarán para su crecimiento y desarrollo. La fotosíntesis se divide en dos fases. En la primera ocurre en los pinacoides, en donde se capta la energía de la luz y esta es almacenada en dos moléculas orgánicas sencillas (ATP y NADPH). La segunda la veremos en el apartado AIRE. La luz puede ser solar o artificial, aunque no cualquier bombilla sirve, las mejores son las lámparas de Alta Presión de Sodio(HPS), para la floración (luz roja) y las de Halogenuros Metálicos(MH), para el crecimiento (luz azul). El exceso de sol, incluso en agosto, nunca es malo para las hojas, ramas o cogollos, lo malo es que ese exceso de sol le afecte a la raíces subiendo la temperatura del tiesto y por tanto la de estas mismas, con el consiguiente riesgo de deshidratación y quemaduras. El mínimo diario de horas de sol directo que necesita la planta para un correcto crecimiento y una buena y rápida floración es de 6. Si tuviéramos menos horas la planta tendrá una separación intermodal mayor durante el crecimiento, así en el periodo de floración los cogollos se terminarán de hacer más tarde, muy espaciados y poco prensados.                                                                                                                                                                                                                      

 Calor: La temperatura que tiene la tierra o suelo de cultivo de nuestra huerta o jardín está regulada por las temperaturas que se registren durante los inviernos. Cuando se ha pasado un invierno duro y frío con un aumento de temperaturas que rondan los 0 ºC, la tierra va a requerir más tiempo para que la tierra vuelva a adquirir valores más altos y tenga el calor suficiente para germinar semillas. Por otro lado, si hemos tenido un invierno con pocas heladas y temperaturas más moderadas, la tierra conservará una temperatura más alta y será más fácil la germinación y la producción de plantas en general. Es por esto que no sólo debemos tener en cuenta la temperatura del ambiente, sino también medir la temperatura del suelo.

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